lunes, 30 de abril de 2012

sábado, 28 de abril de 2012


Fotos de niños en Pucuncho – Arequipa (2001)

De repente temprano, recibí una llamada de Lima… era la sueca indescifrable, que sin méritos evidentes, ocupaba en ese momento el cargo representante; alguna vez habrá que reflexionar sobre la especie “funcionario internacional”, en particular sobre aquellos que integran esa colosal creación supranacional contemporánea denominada Sistema de Naciones Unidas.

Bueno, ES (así se llamaba mi jefa) dice grandilocuentemente, como gustaba dirigirse a sus subordinados: “la Organización debe estar presente en todas las desgracias que ocurran en el sur del país”. Si señora, respondí yo, avasallado por el peso de la autoridad y sabiendo que mi espectacular salario de aquel entonces, se asociada a los méritos que pudiera ella atribuirme… claro está además,  que en ese momento, representaba la palabra oracular del Director Ejecutivo, y por extensión, del Secretario General.

El asunto no era grave. Acaba de producirse un temblorcillo en Pucuncho, alturas de Arequipa, algo totalmente esperable en un país como el mio, donde los temblores forman parte de la cotidianidad. Pero por entonces, la prensa magnificaba cualquier atisbo de sacudón para dar más emoción y continuidad al terremoto producido en Arequipa, Moquegua y Tacna el 23 de junio del 2001 con la respetable intensidad de 8.4 grados en la escala de Richter… claro que a esas alturas estábamos en diciembre, pero las replicas  venden y ella, ingeniosa, aun lo tenía en vidriera.

Regresando a ES, añadió “debes dirigirte a la brevedad a la zona”. Así se hará señora (callé el mía), la tendré informada. Esa misma tarde, me dirigí con algunos de mis voluntarios colaboradores a comprar cosas de emergencia, para no llegar con las manos vacías: agua en botella, frazadas, latas de pescado y leche, y en general todas esas cosas que se suelen necesitar en situaciones de emergencia.

Ya en el mercado donde iba a realizar las compras, mientras regateaba precios de repente giro sobre mí y atisbo un puesto de juguetes que llama mi atención; concentro mejor mi mirada y percibo un cerro de pelotas multicolores. Es probable que no sean muy urgentes dije, pero si serán recontra placenteras en las manos de los niños que vamos a encontrar allá, más ahora que estamos tan cerca de navidades.

Así cobró vida, el revolear volátil de coloridos balones impulsados por las manos y sonrisas de los niños de Pucuncho con el fondo del cielo despejado de la puna arequipeña, captado por la cámara de Bernie Rodríguez, voluntario que me acompañó en la excusión a las alturas, conjuntamente con Javier, el chofer de la temporal Oficina de la Agencia en Arequipa.

28 abril 2012

viernes, 27 de abril de 2012

¡Dichosos los ojos que leen el nombre de alguien tan querido!

Pedro Claudio:
No sé exactamente qué es lo que me dices con esas palabras muy ‘americanas’. Lo importante para mí es volver a saber de ti y de tantos y tantos exalumnos que, hoy, con estos medios, podemos estar en contacto. No es que me sobre tiempo para estar en carteos, pero algo me queda. Gracias a Dios, a mis 77 años, sigo al pie del trabajo y añorando mi Perú. Me han vuelto a enviar a Neguri, que es una ciudad que, prácticamente, forma parte del gran Bilbao. La vez anterior –hace cuatro años, más los dos que llevo ahora- estuve de Superior de la Comunidad. Y he venido, para variar, de estar sw Superior de otra. Ahora, como soy más joven, me encargaron de la iglesia y, para variar, también de Superior. Con la gracia de Dios me voy defendiendo. No me pesan los años, pero, como somos humanos, ves a otros de la misma edad o menos, y ya casi no hacen nada. Somos cuatro en la Comunidad y tenemos mucho culto. Aquí está conmigo el P. Miguélez, pero él no ha querido ‘entrar’ a estos aparatos modernos. Cuando le hablo de alguien se entusiasma, pero ahí queda todo. Espero saber dónde ‘andas’ y a qué te dedicas. Me imagino que te seguirás viendo con gente de tu Promoción. Y que ya os vais acercando a las Bodas de Oro. Si mal no recuerdo para el 16, más o menos. Un fuerte y cariñoso abrazo. Saludos a todos los buenos amigos. Y... aquí me tenéis para lo que os pueda servir. Siempre unidos en la oración. ¡Hasta pronto! P. Cesáreo
Querido Cesáreo de las Cuevas,
No se como me leíste en esta oportunidad. No hay en tu mail antecedentes, y no recuerdo (son 63 años a cuestas y eso puede explicarlo) haberte escrito últimamente… si, lo hice, hace unos dos o tres años (alguien me dio tu e-mail), pero no hubo respuesta en esa oportunidad.
Pero importa un bledo… el placer que me produjo leerte, solo es comparable a una  catedral medieval… desde un punto de vista sensorial hablo. Señalas que uso “palabras americanas”, no se a que te refieres… pero, así nos duela, los gringos controlan el 95% de la red y los anglicismos se nos pegan por más que estemos en guardia.
Bueno vayamos al fondo, ya que estamos en contacto y el resto importa un carajo.
El espíritu que muestras en tu “carteo” me impresiona, me demuestra que estás más lucido y operativo que yo…BIEN POR TI Y POR TUS AMIGOS. Miles de recuerdos se entremezclan  al rememorarte, cuando estuvimos juntos  en el Colegio (imberbe cura recién consagrado que asumió el kiosco de lápices y borradores en la columnata principal); después, cuando ya como conductor, lograste el campeonato de futbol peruano, ganando nada menos que al Alianza Lima (mi equipo… menuda contradicción que viví en el Estadio Nacional en el partido definitorio), y después, cuando de casualidad nos encontramos en el ascensor del Hotel Las Garzas de Chiclayo, ciudad a la cual iba frecuentemente por trabajo en aquella época (92 / 93 más o menos). Luego te deje de ver, me contaron que habías regresado a España, claro que el colegio que tu terminaste de consolidar testimonia tu paso por este país.
Bueno, hablo de mí: todavía trato de seguir pateando… sociólogo, con doctorado en Francia; me mercadeo como consultor especializado en programas de desarrollo social; la gente atraca, pero también es verdad, que algo tengo que decir en esa materia. Los últimos cinco años he trabajado con una fundación Vasca que coopera en el área de salud pública con el Perú y una veintena de países más en el mundo: ANESVAD. Su sede esta en Bilbao, no muy lejos de donde estas ahora, Neguri. Cuando tengas tiempo de invito a pasar por el pueblo del cual provengo, Lizartza  (unos 130 kms), pueblo encantador donde todavía se encuentra en pie la Casa de los Lizarzaburu, con blasón y todo. Este trabajo, me ha permitido entablar una muy buena relación con los agustinos recoletos que tienen la prelatura de Chota; lo mayores te conocen y han estado contigo en Chiclayo, incluido los actuales obispos de Cajamarca y Chota, Carmelo y Fortunato. Mi contacto más frecuente fue con Severiano de Cáceres, que ahora ha regresado  a España por disposición de su provincia.
En lo que a ti respecta, veo que de Superior no bajas, me sorprende que no seas Obispo aun… con la vitalidad que demuestras en tu mensaje, me parece que te sería muy difícil lograrlo si te lo propones (o si te lo hubieras propuesto antes). Que increíble que estés con Miguélez, dale un abrazo de mi parte y dile que no sea maricón, que la PC no come y que al poco tiempo uno se acostumbra a servirse de ella.
Con los sesentones de la Promo tratamos de vernos todos los meses el primer miércoles del mes: una decena de viejos tomando cerveza u comiendo cecina en el Club Loreto; otro evento sagrado es el almuerzo de exalumnos de octubre, pronto (en efecto el 2016, que tal memoria) festejaremos nuestras bodas de oro. También con los mas próximos, tratamos de vernos sea para un café o en ciertas ocasiones especiales, por ejemplo, mi cumpleaños fue el martes pasado y el lunes en la noche estuvieron en casa Juan José León Velit y César Salcedo (Rolando Landa no le fue posible llegar). Algunos de nosotros han fallecido, el último fue Jaime Ladines Vargas; falleció hace mas o menos un año, luego de un cáncer prolongado; gran tipo, que se había convertido en el principal convocante del grupo.
Bueno, hay miles de cosas por contar aun, pero hay que saber poner un fin momentáneo a esta conversa. Un abrazo muy fuerte, con cariño y agradecimiento querido Cesáreo. Pedro